Tenía un grupo de amigos en la universidad antes de pasar al tercer ciclo, seríamos seis, tres hombres, tres mujeres, éramos los parias, los que no teníamos grupo, los que no encajaban en ningún grupo, pero al no encajar en uno, nos hacia agruparnos, muchas cosas pasaron, algunos cambiaron de turno, otro dejo un ciclo, una se quito de la universidad, al reducirse los amigos terminamos muy unidos, Felipe y yo.

Felipe era un gordito bonachón, super pilas y coquetón. Damian en ese entonces iniciaba una relación de la que prefiero no hablar por me hago chiquito y pongo triste (quizás algún día me anime a contar mi triste historia de amor).

Los fines de semana nos íbamos a un hueco frente de la universidad, en un lugar medio caleta la gente se reunía a tomar y bailar; era una casa a los meses la cerraron y ahora creo q es una tienda, pero ese 1997 era el point.

Trago barato, cerveza, música, chicos y chicas de un promedio de 18 años, el lugar era divertido, quizás no muy grande pero servia para empilarse saliendo de clase.

Felipe afanaba a una flaca y me quería emparejar con una chica de la cual ya ni me acuerdo, a tanta insistencia le dije que era gay. Me miró con incredulidad (¿por que nadie me cree?), me preguntó si hablaba en serio.

-Pues si- le contesté.

Durante un par de semanas se alejo de mi, (lo bueno fue que dejo de estar haciéndome corralito con la flaca esa) yo preferí mantenerme al margen pues si bien sabia que no me delataría, asumía que se sentía incomodo conmigo.

Así como se alejo un tiempo, luego regreso solito, todo estaba bien de nuevo, me alegre de retomar con mi amigo, ya había hecho nuevos pero la complicidad y el grado de confianza que teníamos no la tenia con nadie en esas fechas.

Una vez tomando fuera del point que mencionaba antes, y con una canción de nirvana de fondo, me grita al oído:

-Hay algo que tengo que decirte desde hace tiempo

-habla pues, le digo

La música era muy fuerte así que me jala hasta la puerta, ahí con unas chelas (cervezas) en lata, me dice al oído

-tu me gustas huevón-yo quiero interrumpirlo para decir algo pero el me calla poniendo su dedo índice en mis labios- si, tu me gustas. Yo se que puedes pensar que estoy borracho, o que estoy hablando huevadas, pero tu me gustas huevón, cha’ que yo se que no te he dicho nada antes pero... pero, pucha que no se q mas decirte…

-pero Felipe ¿estas hablando en serio?- le digo, no miento al decir que se me paso la borrachera en ese momento.

-piensas q te estoy hueveando(tomando el pelo, engañando, mintiendo) -me mira, es mas alto que yo, me tira el humo de su cigarro en la cara.

-mira- le digo- yo estoy saliendo con alguien, ya hace un par de meses- la gente entra y sale deben ser las 11 de la noche, unas chicas de quinto ciclo me piden permiso para pasar, la puerta es muy pequeña, no se que mas decirle, no se como decirle que no pasaba nada.

Me mira, bota su lata, saca otra del six-pack, y me dice- ¿es porque soy gordo no?

Sinceramente no lo había pensado, fue tan rápido, pero si, también. En esa época lo único que quería era acostarme con cuantos podía, y si bien tenia pareja todavía no éramos algo sólido, era mi pareja porque nos veíamos cada dos días para tener sexo, pero de ahí el amor, en ese momento enamorado, enamorado no estaba, y si Felipe hubiera sido mas atractivo, yo no lo hubiera pensado dos veces, pero eso no se lo iba a decir, jamás se lo iba a decir, como decirle a tu amigo, oye sabes que, no pasa nada, porque estas muy gordo para mi, esas cosas no se dicen.

Preferí decirle lo que era una verdad a medias.

-yo tengo pareja, es por eso- le digo- además tu y yo somos amigos.

-Ya.- contesta. Me mira,no me quita la mirada. No me cree, bota el pucho (colilla del cigarillo), chapa el six pack, me tira una lata, sonríe, es una sonrisa forzada, casi una mueca cachacienta (irónica, incrédula) , abre la lata que le queda y me dice:

-no te dije nada, Damianciato vete a tu casa que ya es tarde, y mañana tenemos clase.

Con mi chela en la mano, lo veo entrar, saluda a unas chicas y con las dos se pone a bailar esa canción de Jamiroquai, yo doy media vuelta para irme a mi casa.

En la combi que me lleva a la Av. La Marina, no puedo evitar sentirme triste y llorar un poquito.